Fui directa a la ducha, tú abriste una cerveza y pusiste música mientras ella te observaba. Adoro la complicidad con la que amerizamos cada atardecida, nada falta ni tampoco sobra, todo está perfectamente sintonizado, desde tu desorden hasta mi armonía, el hilo musical son sus entusiasmados latidos.
martes, 28 de noviembre de 2017
¡No te imaginas cuánto!...
¡No te imaginas cuánto!, eso me
comentaste al verme regresar del paseo. Mi sonrisa me delataba, mi compañera de
paseo saltó en el sofá y te miró. Habían sido días de oleajes, de ahí tu
comentario.
Fui directa a la ducha, tú abriste una cerveza y pusiste música mientras ella te observaba. Adoro la complicidad con la que amerizamos cada atardecida, nada falta ni tampoco sobra, todo está perfectamente sintonizado, desde tu desorden hasta mi armonía, el hilo musical son sus entusiasmados latidos.
Fui directa a la ducha, tú abriste una cerveza y pusiste música mientras ella te observaba. Adoro la complicidad con la que amerizamos cada atardecida, nada falta ni tampoco sobra, todo está perfectamente sintonizado, desde tu desorden hasta mi armonía, el hilo musical son sus entusiasmados latidos.
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