Hay instantes indescriptibles.
Momentos que sin querer atesoro, tus deportivas junto a mis sandalias rojas,
tus calcetines enroscados en el primer cajón del armario, esos vaqueros desgastados
colgando en el tenderete, en la terraza, enlazándose lúdicamente con mi sostén
burdeos, y tus manos rasgándome la camiseta, de arriba abajo.
Hay situaciones que abren miles
de historias, y todas llevan un desenlace único, momentos que se repiten, pero
que a pesar de todo son irrepetibles.
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