El tiempo corre a favor del viento y en contra de la distancia...
El tiempo corre a favor del viento y en contra de
la distancia. Me acerco a la terraza, llevamos todo el día inquietos y sin
hablar, cada uno en su piel bajo armaduras de doble cierre. En el horizonte el
día se despide, tomo la iniciativa y abro una botella de vino tinto con dos
copas. Sigilosa me siento a tu lado y te observo, me miras y susurras algo
inaudible, me aproximo para oírte mejor, percibo tu perfume y me excito.
Intento salir de la zona de minas pero me detienes, me colocas frente a ti y me
tomas las manos. Evito respirar, incluso moverme para que la bomba que llevo
instalada desde hace días en el corazón no se active, permanezco así unos
minutos. Noto tus labios alrededor de mi cuello, respiro lentamente con el fin
de que las mariposas no aleteen demasiado rápido, insistes. Un escalofrío
recorre mi espalda, ahora sí ya no hay vuelta atrás. Me pregunto si conoces las reglas de juego, si esta
vez será la nuestra, me pregunto si cuando llegue el invierno me arroparás bajo
la manta en el sofá y seguirás contándome historias, si yo mantendré tu
atención y tus desvelos al despertar. Me pregunto si esto que siento lo sientes tú
también.
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