miércoles, 30 de julio de 2014

Alguien...



Después de varios días en la hemeroteca, comprobamos que el anciano de la calle Agustín no nos había mentido, el 13 de octubre del pasado año había sido hallado el cuerpo de un hombre caucásico, de complexión media y de aproximadamente unos 50 años en una de las casas laguneras. Los forenses tardaron días en realizar la autopsia por el mal estado del cuerpo, la policía tardó una semana en dar con el paradero de los familiares.

“¿Nos acercamos a la casa?”, me preguntaste abriendo los ojos, emocionado. Asentí y me metí en la ducha. Tú no me seguiste como otras veces, estabas demasiado excitado con el nuevo descubrimiento. Preparaste los enseres y me esperaste en el coche.

Al llegar al lugar, aparcamos en una zona poco transitada. Tomé mi chaqueta y las gafas de sol, y tú, el maletín con la grabadora para hacer la psicofonía. En la zona había un café bastante austero y unas viviendas bajas, la casa que nos interesaba quedaba detrás. Una mujer de rasgos afroamericanos se levantó nada más vernos y se acercó a mí. Me miró intensamente y me dijo: “¿Desde cuando te acompaña?”, le respondí, “ya llevamos juntos más de cinco años”. Volvió a insistir, “¿Cuánto hace que va contigo?”, me molestó su insistencia y la miré inquiriendo qué no había entendido de la respuesta, “Cinco años”. “No hablo de él, hablo de la figura espectral que está a tu lado, no ha dejado de mirarme desde que llegasteis, creo que me necesitáis”.

No hay comentarios: